de Leonardo Bernabé Madrid, mi padre, "cosechador de amistades que perduran". Para la familia, para los amigos, para quienes lo conocieron, para los que llegaron tarde, para el pueblo de General Guido

12/12/06

La Leyenda

Esto que voy a relatar, sucedió en mi pueblo, corrió de boca en boca, fue contado muchas veces por aquellos días, no había reunión donde no se hablara de lo sucedido, hasta que otro acontecimiento ocupo su lugar en importancia, suspendido en el tiempo del olvido, en la memoria colectiva del pueblo, este y otros hechos esperan a que alguien los rescate, entonces la memoria popular hace lo suyo, agrega poesía y nace la Leyenda. Los pueblos definitivamente son dueños de sus leyendas.

Esto sucedió, todavía vive en Gral. Guido el eco de aquel llamado Riiiiiiiiiiina pero pronto será.
Leyenda.
Para mi querida amiga Estela Apesteguia de Loubet (Estelita)
Cuentan que en noches serenas
“De claras lunas de nacar”
La muerte suelta las almas
Y las deja, libres, errantes.

Dicen , que en esas noches
Se oye como un arullo
Cuando esas voces doliente
llaman a los suyos.

Que caminan entre las sombras
Aseguran los poetas
Hasta que nace la aurora
Y a la noche se las lleva.

Yo no se que puede haber
De verídico en los cuentos
Que alguna vez escuche
De boca de los más viejos.

En el pueblo de General Guido
Había una moza muy linda
Que andaba siempre llevando
De la mano a su sobrina.

Se las veía juntitas
siempre gastando alegrías
dónde llegaba la tía,
¡allí estaba la sobrina!

La Tía en trágica noche
murió a manos homicidas
un hombre despechado
de un tiro le arranco la vida

Y la nena se fue más tarde
Por el camino del llanto
Corriendo tras de su tía.
Gritando su nombre en vano

Enfermó la pobre nena
No comía, no dormía.
La ciencia, hizo cuanto pudo
Por sostenerla en la vida.

Todo inútil, poco a poco
Se fue quedando dormida
En el sueño de lo eterno
Dibujando una sonrisa.

Pero antes, de que sus ojitos
Se cerraran para siempre
Dicen que la madre oía
La voz doliente de la Tía.

Que cuando la luz del sol
en el poniente se hundía
desde el fondo de la noche
se oía su grito ¡Riiiiiiina!

Yo no se que puede haber
De verídico en el cuento
Menos si desde el más allá
Llega la voz de los muertos.

Solo sé que sí anduvieron
Siempre juntas por la vida
Donde llegaba Pepa
Allí estaba Rina.

Dicen, que en noches de cielos abiertos
Desde la barranca de la laguna
Las han visto correr por el camino de plata
Que les dibuja la luna..

Cuando pases por mi pueblo,
Recordarás esta historia
De una tía y su sobrina, que gastaban alegrías.
Siempre juntas por la vida.
Leonardo Madrid
Abril de 1971
***

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